Dr. Bernardo Houssay. Por José Narosky

“Quien tiene ideas es fuerte, pero quien tiene ideales es invencible”.

Se celebra el 10 de abril, el Día de la Ciencia . Y quiero homenajear un ilustre hombre de ciencia argentino: Bernardo Houssay.

En 1947, -tenía 60 años- recibió el mayor galardón a que puede aspirar un médico: el Premio Nobel de Medicina, que ya habia obtenido dos años antes Alexander Flemming, el descubridor de la penicilina.

Su modestia le hizo declarar: -“Me podrán conceder honores, pero no el honor”. Porque él sabía “que para el verdadero científico, la cumbre, es el llano.

Hijo de padres franceses, Bernardo Houssay, de precoz inteligencia, ingresó a los 5 años –examen mediante- al tercer grado primario; ¡con sólo 5 años!; a los 13 era bachiller; a los 17 farmacéutico y a los 23 años, ya era médico.

Fue nombrado Profesor Titular de Fisiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

Houssay fue un verdadero maestro. En un momento dado, todas las cátedras de Fisiología de las facultades de Medicina del país, eran ejercidas por ex discípulos suyos, de alto nivel técnico y científico.

Una de las enfermedades que su valiosa labor científica contribuyó a estudiar, fue la diabetes. Pero también profundizó en la hipertensión arterial de origen renal.

Houssay engrandeció a su país, por eso le corresponde con justicia el dia de la Ciencia. Y una anécdota final que lo pinta de cuerpo entero. Decía:

–“Más que en otras carreras- para estudiar Medicina, hay que sentir una gran vocación”. Sus alumnos le tenían un verdadero terror.

En una ocasión un colega famoso, profesor de la misma facultad que Houssay, que además era Ministro y que era su amigo personal desde hacía muchos años, le dijo:
-“Mirá Bernardo, mañana en tu cátedra, rinde examen mi hijo”. Y le agregó sonriendo irónicamente: -“Espero que no me lo aplaces…”. Al día siguiente el joven resultó aplazado. Días después, el colega y Ministro lo increpó diciéndole:

-“Aplazaste a mi hijo. Incluso, me contó que lo trataste con mucha severidad. Ya no me siento amigo tuyo”.

-“Es cierto que fui exigente con tu hijo, pero no más que con otros”, le dijo Houssay. “Porque mañana, ya médico, de él dependerá la salud de seres humanos, y la vida de los semejantes es mucho mas importante que nuestra amistad”.

Y esa labor tenaz, silenciosa y total de este extraordinario investigador argentino, que sintió la obligación de hacer el bien como una necesidad vital, trajo a mi mente este aforismo

“Quien da todo, querría dar más”.

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