LOUSTEAU DEBE EVALUAR SI LAS PERSONAS CON QUIEN SE ASOCIA CONDICEN CON LO QUE ÉL PROCLAMA.

Es momento de cuidar la unión interna de nuestro partido radical, la lucha de egos y las actitudes destructivas no tienen lugar en nuestro espacio.
El radicalismo es un partido que forma parte de la historia, del presente y del futuro de nuestro país. En los últimos años, venimos trabajando incansablemente para seguir fortaleciendo nuestro partido y formando partes de los grandes cambios que se dan en nuestro país.
Involucrándonos, presentes, desde un espacio que construimos en base a todas las voces de nuestro partido: desde los dirigentes hasta el vecino que asiste al comité local. De enero a enero, con encuentros, reuniones, actividades, seccionales. Con concejales, intendentes y legisladores trabajando y siendo el nexo con la gente.
Quien milita y trabaja en el partido radical sabe de la dedicación de Daniel Salvador durante todos estos años. Con aciertos y errores, se avanzó hacia un partido abierto, más fuerte, con presencia. Y aún seguimos transitando en ese camino
La llegada de Martín Lousteau a la escena radical, es una buena señal, sus intenciones de ser parte son bien recibidas. Pero no podemos dejar pasar ciertas actitudes que rompen con lo que él mismo pregona.
Por buenas costumbres, se estila ingresar a un lugar por la puerta, quizás golpear antes de entrar. Lousteau entra por la ventana, criticando la gestión de Salvador.
Decir que se quiere un radicalismo abierto y unido, mientras se ingresa al espacio criticando y estando asociado a personas que tienen que ver más con figuras ’feudales’ del poder en nuestro país, que con el futuro que queremos construir, no hace más que contradecirse.
Martin habló sobre la necesidad de no perpetuarse cuando se alinea con alguien que hace décadas viene permaneciendo en la misma posición, jugando para otros espacios que no representaban al radicalismo. Esa no es la mejor manera de demostrar que se busca un radicalismo unido, protagonista y transformador.
Las internas son una herramienta que hemos utilizado incontablemente en nuestro partido, es la forma de escuchar todas las voces, y lograr acuerdos.
Pero es necesario ser precavidos, y que esa necesidad por distinguirse, no divida el partido y termine maltratando la unidad interna que hace años venimos construyendo.
En el año 2014, en Junin nos tocó reabrir un comité cerrado, vacío de capital humano y político, abandonado por las mismas personas que hoy se jactan de querer recuperar las banderas del radicalismo y abrirlo a la gente.
Después de mucho trabajo, de dejar de lado muchas diferencias y trabajar en pos de la reconstrucción local de nuestro partido, logramos llenar el comité, estar presentes nuevamente en nuestra sección, contar con una juventud radical comprometida y activa.
Por eso, es necesario entender con quiénes nos aliamos y remarcar que aquellos que vuelvan al partido con una actitud de destrucción no serán bien recibidos. Debemos dejar de lado los personalismos y las antinomias de nombres e involucrar a todos, no volver al radicalismo de puertas cerradas.
Moisés Lebensohn planteó que el desafío del auténtico hombre político es conjugar “doctrina para que nos entiendan y conducta para que nos crean”.
Es sustancial que Martin Lousteau comprenda esta idea a la hora de querer sumarse al radicalismo, pensar desde qué lugar lo quiere hacer y evaluar con quién se asocia y si estas personas condicen con lo que él proclama.
Nuestro partido está abierto para quienes quieran sumar y construir, para quienes trabajen para mantener los principios y valores del radicalismo. La lucha de egos, por intentar permanecer en el poder a costa de todo lo que hemos logrado y reconstruir en los últimos años ya no encontrará lugar en nuestro espacio.
Carlos Mansur
Presidente Comité “Hipólito Yrigoyen” UCR de Junin.

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