Nayib Bukele visitó el Congreso Nacional y estuvo con Martín Menem y Victoria Villarruel: guerra contra pandillas y la viabilidad del Bitcoin en Argentina

El presidente de El Salvador dejó en claro que allí no se hubieran logrado los objetivos “sin todos actores del país detrás del plan”. “Los jóvenes se convirtieron porque la sociedad fue injusta”, alertó.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, continuó este martes con su visita oficial a la Argentina y fue recibido en el Congreso por la vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel; y su par de Diputados, Martín Menem. Allí, el jefe de Estado centroamericano dio consejos sobre la feroz guerra contra las pandillas y el narcotráfico, la viabilidad del Bitcoin como moneda de la economía local y dejó en claro que la única manera de lograr objetivos es “con todos los actores del país detrás del plan”.

Desde las 14, Villarruel dio la bienvenida a Bukele en la explanada del Congreso, junto al Regimiento de Granaderos a Caballo. En el Salón Azul del Senado lo esperaban autoridades de la Cámara alta, así como también el presidente provisional del Cuerpo, el libertario Bartolomé Abdala (San Luis); la radical y titular de la comisión de Seguridad, Carolina Losada (Santa Fe); y el peronista disidente y jefe del interbloque Provincias Unidas, Carlos Espínola (Corrientes), entre otros.

Previo a dicho cónclave, la vicepresidenta tuvo una reunión a solas con el jefe de Estado extranjero. En declaraciones posteriores al canal oficial de la Cámara alta -hubo un celoso procedimiento de seguridad-, Villarruel aseguró: “Hablamos del Bitcoin, que es un tema en el que El Salvador está siendo pionero, y cómo lo habían implementado y cómo lograron atraer remesas que tienen de ciudadanos en el exterior y que ingresan a El Salvador. Fue una conversación muy interesante, muy amena, muy llana y que espero que, a través de grupo parlamentario de amistad, se siga acrecentando”.

Ya en el Salón Azul, la titular del Senado fue directo al combate contra las maras. En ese sentido, Bukele respondió: “Éramos el país más peligroso del mundo, más que Siria e Irak”. Y agregó: “Teníamos 103 homicidios cada 100.000 habitantes. Haití tiene 50 hoy en día, era casi el doble”.

Seguido a ello, enumeró el plan de siete fases, de las cuales enumeró cinco: control de cárceles y desplegar al Ejército; oportunidades para los jóvenes; equipar con tecnología a las fuerzas de seguridad; duplicar el Ejército para tener suficientes tropas; e ingresar a territorios y recuperar el control de los mismos, ante 70.000 pandilleros dispuestos a la guerra contra el Estado y la población en general.

Bukele citó a la ciudad de Rosario y aclaró que “cada país es distinto por la legislación” que tiene cada uno y diversos factores como el narcotráfico e incluso los sociales, pero que “sí hay algo que nos dimos cuenta: no lo hubiéramos logrado sin todos actores del país detrás del plan”. Sobre este punto sumó “los medios de comunicación, que son sumamente hostiles”, y resaltó a “la mayoría de televisoras, que se pusieron de nuestro lado”.

En cuanto a la política de seguridad observada por otras naciones y organismos internacionales, el primer mandatario salvadoreño dijo que “fue masivo, pero no brutal”, y que “el apoyo de la sociedad fue clave” ya que -como alegoría- “si no, entra por aquí y sale por allá”.

Tras mencionar a Rosario, Losada requirió precisiones en cuanto a cómo encarar a la juventud ante los ofrecimientos del narcotráfico y la conversión de menores en soldados. Bukele expresó que si bien la mayoría de estudiosos apunta a opciones -lógicas- de cultura, educación, salud y oportunidades de empleo, los jóvenes “se convirtieron porque sociedad fue injusta”.

“Este tipo de teorías que suenan bien para los intelectuales no aplican a la realidad: el crimen es crimen, punto. Si uno lo permite, siempre van a ganar ellos en la guerra de incentivos”, enfatizó, y sostuvo que en El Salvador se entendió por “la fuerza y con golpes que única la forma es ir tras el pandillero no para castigarlo, sino para sacarlo de la sociedad y estar fuera de la ecuación”.

Bukele también contó las advertencias que le dieron ante la desactivación de un canal informal de la economía, de cerca del 10% del Producto Bruto Interno (PBI) y, pese a diversos datos en ese sentido, deslizó un crecimiento de 3,5%. “Soy creyente y Dios puede perdonar a todos, pero eso le compete a Dios. Aquí, en la tierra, no; tenemos que dejarlos en prisión y funcionó para sacar a criminales y quitar el incentivo a los jóvenes”, informó.

Sobre el final fue ocurrente la consulta del correntino Espínola relacionada con cómo seguir después de las primeras fases del plan, con lupa en la inclusión. Allí, el mandatario salvadoreño resaltó el crecimiento del turismo, pero con desigualdades entre sectores sobrecalentados y otros con desempleo, así como de la infraestructura pública “quitando las burocracias innecesarias” y “sacando la grasa del Estado”. “Apostamos mucho a la juventud, pero va a ser insuficiente: no hay forma de tener presupuesto para cambiar una generación de jóvenes, lo único es que economía mejore. De la noche a la mañana no va a pasar, no fue así con la inseguridad”, reflexionó, y habló de “no una economía de unos pocos, sino de la mayoría”.

Diputados
“Nos honra la visita del Presidente de El Salvador, es un modelo a seguir para nosotros”, subrayó Menem tras recibir a Bukele. Durante la reunión en la Cámara baja, que se desarrolló en el Salón de Honor, firmaron el Libro de Honor y realizaron intercambio de presentes conmemorativos de ambos países. Entre los legisladores presentes estuvo Damián Arabia (PRO), entre otros.

Corte Suprema
Bukele también se juntó con el ministro decano de la Corte Suprema, Juan Carlos Maqueda, en el Salón de los Embajadores del Palacio de Justicia.

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